martes, 28 de octubre de 2008

Paso mas frio que un pingüino

De lunes a viernes me levanto muy tempranito y lo primero que pienso es en que "ojalá sea sábado". Luego saco de la cama una manita para palpar lo frio que está el ambiente. Automáticamente la vuelvo a esconder debajo de las mantas y me doy una vuelta remoloneando un poco.
Cuando me doy cuenta de que se me está haciendo tarde es cuando empiezo a asumir que me tengo que levantar.
Me levanto a toda leche y me visto lo más rápido que puedo para que no me pille el frio. Creo que sólo hay una persona más rápida en el mundo a la hora de vestirse.
En el baño pierdo mucho tiempo mirándome la cara de sobada al espejo y me repito "Hoy me acuesto antes de las diez", "esto no me vuelve a pasar" y al día siguiente: lo mismo.
Me preparo mi desayuno, café con leche, sobaos o alguna larpeirada y un plátano que tiene mucho potasio. Me lavo los dientes, me perfumo, cojo las llaves del coche y salgo de casa envuelta en capas y capas de ropa, por no hablar de cuando llueve, ahí ya saco a relucir las katiuskas decoradas con hojas otoñales que me ha regalado mi sobrino por reyes.
Voy muy orgullosa con mis botas tan originales pero nadie me ve porque en la calle a esa hora no hay nadie.
Me voy en mi coche, con la calefacción a todo gas escuchando cualquier programa de la radio menos el ANDA YA de los 40 que no lo soporto. Puedo incluso escuchar la COPE, es una calefacción gratuita porque con cada gilipollez de Federico me enciendo más y más, pero al llegar a Cabañas tengo que cambiar y ya vuelvo a tener frio.
Digamos que el trayecto de aproximadamente media hora lo hace el piloto automático del coche porque yo no se por donde voy. Sólo rezo para no cruzarme un jabalí o un corzo porque seguro que nos morimos los dos.
Cuando aparco ya me recorre un escalofrío la espalda, solo de pensar en lo frio que está todo fuera.
Vuelvo a abrigarme. En el coche, ponerte un abrigo de 30 centímetros de grosor es muy incómodo.
Salgo y me queda la cara tiesa, me cuesta trabajo mover los músculos y llego a mi vestuario, una caseta de obra de 10 metros cuadrados donde convivimos tres personas y una estufa que funciona las 24 horas. Ahí si que ya llega el clímax del frio, por mucha estufa, por mucho invento que haya no hay remedio para evitar la congelación y la escarcha.
Es una caseta de obra, de lata y aunque tenga una capita fina de aislamiento NO HACE NADA.
Me cambio lo más rápido que puedo teniendo en cuenta que tengo dos compañeras con las que tropezar.
He pensado que puedo dormir con el uniforme, asi ya no tengo que vestirme a toda leche cuando me levante pero no se que me da meterme en cama con los pantalones y la chaqueta granate que parezco un polvorón al vino.


miércoles, 15 de octubre de 2008

Pasa el tiempo volando

Hace un año no tenía blog ni se me pasaba por la cabeza tenerlo. Hace un año estaba y era de una manera diferente a la de ahora. Mi vida desde que tú "te has ido de viaje" no es la misma, ha dado giros radicales en lo profesional y sobretodo en lo personal y seguro que el hecho de que ya no estés, tiene mucho que ver. No voy a decir ahora que creo en el más allá, pero me has enseñado que la vida hay que aprovecharla como si cada día fuese el último y eso me ha llevado a tomar decisiones que en otro momento no habría tomado. El último día, antes de irte, estuve contigo y no creo que se me olvide nunca. Muchas noches me despierto con tu imagen.
No rezo, no voy a misa, no hago demostraciones públicas de afecto o respeto por tu memoria, simplemente me acuerdo de ti, de como te reías, cada vez que tomo licor café tengo presente que el mejor es el de Orense, cada vez que veo a alguien jugando a las cartas me acuerdo de ti y de las trampas que hacías. Si veo programas de bromas o camaras ocultas pienso que podrás aparecer tú por una esquina haciendo de gancho. Tengo como recuerdo la última camiseta que te han regalado.
Ya no lloro con tanta frecuencia y es dificil que ahora me emocione el dolor ajeno.
Que puede hacer un año, dos, tres, los que sean pero tú estarás siempre con nosotros, hagamos lo que hagamos y celebremos lo que celebremos, siempre hay un espacio para ti porque sigues por las alturas vigilándonos. Ya no sabes que hacer por conseguir el mejor plano.