martes, 4 de noviembre de 2008

Instinto de supervivencia

Tenemos un gato en el trabajo al que le faltan las dos patas del lado izquierdo y en su lugar tiene unos muñoncitos. Las ha perdido al meterse en un molino de los que trituran el carbón.
El pobrecito nos da mucha pena y todo el mundo le surte de las más diversas viandas. Come desde tortilla hasta chaskis y nunca hace ascos a nada. En cambio su colega, otro gato cabrón, es muy refinado y le ataca para quitarle la tortilla o el chorizo pero otras cosas no le llaman la atención. El gato cabrón no tiene minusvalía, puede buscarse la vida con menos dificultades que Mochuelo, que es el nombre de nuestro gatito, pero es un aprovechado y espera a que Mochuelo se gane el pan de cada día para arrebatarle lo que más le interesa. Esta mañana le he arrestado y lo he echado del cuarto del café por mal compañero.
En cambio Mochuelo es de otra clase, se busca la vida como puede y nos recibe todos los días con un alegre maullido. Corre como el que más pero con más esfuerzo ya que le faltan dos patitas, pero no le vemos quejarse, siempre está contento y al acecho de cualquier inocente pajarito que pueda acercarse por sus dominios.
La gente habla de conseguirle una paga por incapacidad o incluso de hacerle unas ruedas pero yo creo que no le hacen falta y que no las querría ya que es un superviviente y ha aprendido a superarse él solito.
Cuanto tenemos que aprender de Mochuelo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mochuelo é un heroe. Eu teño un gato que non ten rabo e non por iso é menos gato que os mais.
Podeslle sacar unha foto e publicala para ver o bonitiño que é.

Unknown dijo...

¡Nos encantan estas historias verdaderas!, son cosas que te dejan enseñanzas, nosotros las valoramos mucho.
Nuestra gatita, nació junto a cuatro hermanitos más, cuando fuimos a verlos, ella estaba fría, prácticamente muerta. La revivimos y realmente siempre fue especial, por eso decidimos que se quede para siempre con nosotros.